Amor al trabajo

Marcelino cuando era pequeño vivió una experiencia de violencia al ver como pegaban a un compañero por lo que abandonó el colegio y se dedicó a estar en el campo con labores agrarias, trabajando muy duro.
Estando en el seminario tuvo un grupo de amigos llamado "La banda alegre" que le descentró, pero Marcelino recapacitó tras ser expulsado y se esforzó y trabajó por lo que realmente quería.
Cuando se hizo sacerdote se dedicó a formar los colegios maristas y los construyó con el sudor  de su frente y el aliento de su pecho. Consiguió levantar sus sueños.

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